miércoles, 21 de enero de 2015

Cuando estás conmigo
soy
como la piel de un poema
escrito al amanecer
con todas las esperanzas
y todos los sueños.


Consuelo Tomás Fitzgerald (Bocas del Toro, Panamá, 1957)

jueves, 15 de enero de 2015

Denise Levertov

 Esperando

Estoy esperando.
En los bancos, en los huecos
de las salas de espera de la tierra,
cerca de los árboles cuya savia se eleva y se eleva
a escapar en las hojas grises y perderse
en la última brisa.
Esperando
a quien por fin llegue,
tarde, perdido, el siempre
anhelado, caminando
no por mi calle sino cruzando
la esquina donde espero.


Los derechos 

Quiero darte algo
hecho por mí
ciertas palabras en un papel - como
si fuera a decir "tomá estas perlas azules"
o "acá tenés esta hoja colorada que encontré
en la vereda" (porque
encontrar es elegir, y la elección
fue hecha.) Pero es difícil:
hasta ahora no encontré otra cosa
más que el deseo de dar. ¿O
copias de palabras viejas? Barato
y cruel, además de sin sentido:
Entonces
tomá mejor ésto, quizás- una media-
promesa:
Si alguna vez
escribo un poema con determinado temperamento
(empecinado, cariñoso, huidizo,
triste y disipado)
te lo voy a dar a vos.


Denise Levertov.

Traducción Noelia Palma.

tomado de:
http://noeliapalma.blogspot.com.ar/2015/01/denise-levertov-esperando.html



jueves, 1 de enero de 2015

más poemas de Hanni Ossot

Hanni Ossott nació en Caracas el 14 de febrero de 1946. Quedó huérfana de madre cuando sólo tenía tres años de edad (pérdida que despertó en ella una gran sensibilidad y una fuerte devoción espiritual. Se desempeñó como profesora de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela (institución donde ella se había licenciado tiempo antes), fue crítica de arte y traductora de poetas como Rainer María Rilke, D.H. Lawrence y Emily Dickinson.
Entre sus publicaciones podemos mencionar los títulos Hasta que llegue el día y huyan las sombras, El reino donde la noche se abre, Plegarias y penumbras, Cielo, tu arco grande, Casa de agua y de sombras y El circo roto.
Obtuvo los Premios Nacionales de Poesía José Antonio Ramos Sucre y Lazo Martí y, en 1988, fue galardonada con el Premio Nacional de Poesía otorgado por el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC).
Hanni Ossott falleció el 31 de diciembre de 2002 tras pasar varios años recluída en una casa de reposo.



EL HORNO
El horno es un estuche, un vientre secreto
una madre mecánica que manejo con mis fuegos y mi apetencia
Lo obligo a encender sus paredes
lo gradúo
Le digo: abrasa a tu presa
quema su superficie
ablanda su centro
Le digo: trescientos grados… y su pasión obedece
Amante sólo amante suda fuegos y se deja
invadir por el aroma se deja
regar por los desbordes de aquello que quema.
No es un ángulo
ni se abisma en su centro como una esfera Es
sólo caja de calor
alma no circular cuyos ritmos determino.
El horno es una hechura
un preludio
una red, una trampa
el centro de la casa y de la farsa
Por él la saciedad, el olvido, el sueño, la
embriaguez Ronca el horno y no lo sabe apaga vigilias
y luces
quema la presa aniquila al comensal
Se fuga el animal, se hunde un diálogo en la noche
se entibian las razones el horno se enfría
quedan manchas, huellas de la cena
Los hombres recogen sus abrigos y un cuaderno ahí, una cosa…
Cae
melancólico el sopor.
Es el trabajo del horno impuesto a la fiesta el
rigor del horno
exacto regular
implacable adormidera mecánica
calidez
vientre de la casa
secreto de abuela de hierro y de rejillas.
La reja es otra cosa
y otra el dibujo de la reja
otra y más honda, secreta, es mi división
Y ese invitado, ¡fuera!
¡si no fuese por mis rejas,
la casa
el otro horno que aquí quema!

ALMA
Cerca del peligro, plenamente disponible
-el alma
Entre corrientes, avanzando ciega
Colocada entre lo infernal y la quietud.
Hay una tempestad que arranca el tronco y lo arrastra
Hay una escisión en ascenso desde lo hondo
una marea, un hervor vuelve, regresa
allí para la paz
aquiétate
sé una sola mirada hundida en el ámbito la
mañana, lo claro del comienzo
o la fragua del día
Sé esta única unidad cotidiana
no lo separado
no lo marcado por la diferencia

LA NOCHE Y LA LUZ
La Noche se va haciendo en mí
profunda
revocable como una estación
La oscura esfera de lo oscuro
ha inundado mi ámbito
y se cierra como el beso de dos cúpulas
Ya yo no sé cuál es mi fondo Soy ahora
noche entera
Conservo palabras
pero hoy
ellas no son lo suficientemente diurnas no
pueden guiarme no son linterna
ni lamparita de media noche
Pienso en Delfos, debo recordar Delfos
cóncava
iluminada
abierta
Debo pensar en el espacio más luminoso del mundo
Delfos, lugar nocturno hecho luz
Es preciso
es preciso realizar de la Noche la Luz

ES KLINGT EIN LIED IN MIR
 A Eugen Ossott
Los muertos son estrellas
profundas estrellas enclavadas corno
centros de luz
en el ámbito de la Noche que aparece en nosotros
-Dolorosa
Los muertos son fulgor de permanencia
la Tierra prolongándose infinita infinita en
la lejanía de un astro que desea y se mantiene
como un acto de amor acto entre estrella y
planeta altísima conjunción
acto entre hombre y estrella
Los muertos son puntos brillantes manchas de retención
entre el oscuro mar que habito,
alta y elevada guía cuyo reino es
la fe
el pacto intuitivo entre hombres y astros y el
sol, el centro que nunca sabremos pacto
indecible…
Los muertos son las dolorosas y solitarias
estrellas que no sabemos decir ya Raras,
extrañas
nos dicen diariamente
nos cuidan a destajo
guardianes de nosotros
mudos testigos
Los muertos son la fuente el origen
lo estelar … la razón de una estrella
Son
la violencia a la más profunda mudez
ambos, muerto y estrella, son el ritmo la
propagación del canto ambos la única
música
Suena en mí este canto
Suena en mí esta elegía festiva
honda y altamente
inscrita en sangre piel alma ella me
abona y hace mi tierra
Los muertos son
estrellas.
Los grandes muertos
los perfectos heroicos puros inviolables
e intocables
son constelaciones
Más allá es lo impensable
Ningún hombre puede ser más que una constelación
Ningún hombre merece más que una corona
o un ramo entretejido de laureles
Los hombres muertos son estrellas anónimos
como estrellas imperturbables
haciendo lo que deben iluminar
desde su sacro exitoso fracaso
la honda oscuridad de ser irradiar estériles y
activos arder desde un centro de nada quemar
para que la noche sea visible
Desde aquí, desde mi casa veo mis muertos
plácidos en gira doméstica
En lo extranjero los veo meteoros
lanzados
fuera de quicio
He viajado, me he extraviado
siempre a la sombra de estrellas
a la sombra de mis muertos
vigilan en su fijeza en su continuidad son
el ejemplo
de la altísima armonía
debo seguirlos, debo seguir el compás el
contrapunto de su habla debo escuchar su
luz en mí
Ahora entiendo
sé de estrellas
sé de música y armonía
Me inicio.

La primera trama    
Yo no sabía que la casa de la infancia
me hiriera después
y que sus gasas, sus cortinajes, sus ropajes
se apegaran acumulados
a mi piel interior.
Yo no sabía que debía rasgar esas vestiduras
y dejar hilachas
pedazos
entre el vivir.
Yo no sabía
que había que hacer, y deshacer
como a un tejido
Fiel
a una primera y única trama

La mordida profunda
Hay una mordida profunda
incisiva
en el centro de mi sexo
por la cual yo me erijo como yo misma
y soy,
y poseo y dono.
Regalo mi cuerpo y mi ansia.
Hay una mordida en mí
que doblega al otro
lo arrodilla, lo inclina
por esa mordida se abre un vasto mar de vacíos
vértigos
precipitaciones
abismos
Me cruza una pendiente
me traza un precipicio
en el amor…
y en todas mis secretas junturas
con cuido, con recelo, tú te avienes a mí
y no me sabes.

Ella era bella y de ella aprendí este horror…
¿De qué hablaré hoy?
¿de su rostro?
¿su traje?
¿de sus ojos?
hubo y la vi
una pleamar…
hubo pasado
trajes hermosos colgados en clóset
alcanfor…
y la música
para apaciguar
¿De qué hablaré hoy?
de ustedes?
que no me conocieron?
de ustedes?
que no me conocerán…?
soy sólo hoy un pedazo de luna
el rasgo de una playa
el arañazo de un gato
el beso de uno que se creía violento
y a quien mordí
Ella
era bella.
Y de ella aprendí este horror.

Sólo un cuerpo
A la Nena Palacios
Ahí va la urna
Y yo no tengo lágrimas
Sólo besos
Y un puño alzado, erecto
Por el misterio, por la rabia
También memoria
De danzas
De alegrías
De locura
Oh amor
Te has silenciado
Si hubiese un cielo
Me sentiría feliz
Pero el cielo es una palabra
Un color, unas nubes
Y tú no estás allí…
Somos sólo un cuerpo, una carne, unos ojos
Y esa infinita capacidad de sentir
La paz del Señor y la paz de la Noche
No colman esta pena
¡Cuánto me gustaría bailar desnuda contigo
los Preludios de Chopin
y saltar
para dar gusto a la vida!
Ah, la locura y la muerte,
cómo avergüenzan
son grotescas.

El poema
¿Va escribir esta noche? -Me pregunta la Sra. Carmen
Y yo no sé si voy a escribir.
Yo no sé si el cosmos vendrá a mí
Yo no sé si la serpiente rodeará mi cuerpo
Y me salpicará de su sed
Yo no sé.
La noche está clara
-después de la lluvia
Y mi amor está desperdigado…
Yo no sé si vendrá el poema.
Hay luces, sí
Cantos
Profundo cantos
Hay la humedad la lluvia que llueve desde dentro como mi llanto
De lo profundo y lo hondo
Llueve, llueve.
Edgardo, el fantasma
El novio ya no querido, aparece
Para nada
Como la lluvia
-un ya desconocido
-para nada
Ya indiferente a mí
Llega
Sin interés
A la memoria.

Dios y el poema
Dios
Me quedo todo el tiempo
Ante un poema
Para que salga bien.
Es como una oración
Una invocación

Sólo una ventana
Qué pena
que no llegue el poema
y que el jardín de rosas entreveradas
no esté allí
Qué pena que no haya sido una desazón
y que uno no pueda inventar nada
sino una silla y una aventura
mirando a lo imposible
Rasgaduras, lentitudes, aplazamientos
cuánta soledad
sólo un canto, un aria
lenta
Qué pena
Haber perdido a los hijos, a los hombres
A los caballos
A las libélulas.

El circo roto
-Toda vida es un drama
Rafael Cadenas (en una conversación)
He muerto
he trascendido la muerte
he trascendido la vida
más allá de mí no queda nada
sólo rastrojos
penas
La fiesta se ha apagado
las luces del teatro ya no existen
estoy en la nada
del circo no queda sino un traje raído
cansado
descolorido.




http://www.gentemergente.com/hanni-ossott-voces-de-siempre/




El reino donde la noche se abre

Soy de ese reino...
el reino oscuro, vasto, sin bordes
donde cada cosa se precipita
agitada
En él imágenes
poseen y se agolpan, unas a otras
como en intercambio voraz, instantáneo
No hay cese allí sino duelo o una alegría infinita
un llanto y un miedo cubren esa bóveda
traspasan la circularidad
de un sí mismo siempre pronto al hundimiento
a la exaltación
Porque también hay risas junto a la zozobra
extrema tensión de la alegría
desbordes para la noche oscura
éxtasis
colmación
Soy del reino donde la noche se abre repentinamente
reino de apariciones
en él naturaleza y cosa se acrecen, se intensifican
hablan, irrumpen
Soy allí sin yo, en entrega, tomada
los mares entonces cruzan el cuerpo
agreden poro y piel
o el vacío, una zona gris, blanca
instala su ancha carpa
en el centro del alma
hacia un no saber que se extiende desértico.
Soy de ese reino aún no domeñado
que llega sin permiso y parte cuando quiere
reino difícil, hilarante, confuso y pleno
a veces surge de él una palabra, un símbolo, un ritmo
otras, abate
Mi yo ante él debe estar tranquilo, atento
debe acoger como un abrazo
ese movimiento, esa urgencia, esa prisa
o esa quietud de aguas estancadas
larvarias
Mi ojo debe ser entonces un gran ojo, un faro
el ojo atento del pez que mira
Mi ojo debe separarse del dolor, de los descuartizamientos
entre la oscilación de alegrías y penas
A veces
él debe, pero no quiere
él debe, pero no puede
él sólo quiere también hundirse allí
y una línea de deseo lo atraviesa
deseo de dicha, de amor y muerte
El reino oscuro no nos dice qué trae
no tiene tiempo, carece de medida
abrupto
es espacio para un estar
lleno de lo extraño
colmado de memoria
El es inhabitable, por lo excesivo
y sin embargo, fecundo
En su centro fuegos y aguas, mar rasgando la tierra
zanjando el alma
golpeando sus playas.



Orfeo

Te he dado mis sedas
mi baile, mi danza, mis máscaras.
Te he dado mi cama, mis hornos, mis cocinas
la mesa puesta, adornada con flores y copas,
los cubiertos
Y el invitado venía y admiraba
casa y cuadros
alfombras y platos.La belleza.
Te he dado esta larga pasión
que ahora se teje como memoria difícil.
Te ha amado, bajo cielos y techos
en la calle más solitaria de París, de Grecia o de aquí
- desde el abandono.
Te he otorgado poros de poesía, surcos plenos de sudor
Almas, carne, pelo, cuello, manos.
Tú, hombre irascible... ¿dónde estás?
¿qué mar te socava en mí?
Eres duda y ángel. Promesa incumplida.
Me hiere tu canto,Orfeo.  Bacante soy de ti...
Llevo en mi espalda el rasgo de tus manos
 la rajada
y en mis pulmones
 la respiración que quiero
la otra acallada respiración de muerte.
Carezco de mañana, mi hoy me rasga
¡Tu presencia, Orfeo...tu presencia!
Orfeo, ¿dónde estás? Socórreme.
 Amado.



La palabra de la tierra

Sujétate
Agárrate como un árbol a la tierra
tenso entre sus raíces
fibra y cuerpo
para lo difícil
los vientos
la precariedad
el beso de lunas
Asiéntate con fervor
entre lo duro y lo rocoso
ama eso que te debate
pues te concentra
en el secreto
del íntimo horror
la palabra de la tierra.



El estanque

Mi infancia es hoy un gran estanque
donde me miro
en su fondo verde liquen
piedras alcanzadas por el musgo
peces de rara y brillante especie.
Yo hundo allí mis manos
y agito las aguas
para alcanzar una sombra
siempre evanescente.
El estanque me devuelve el cielo, las nubes
cielo y tierra en él se besan
confluyen.
Yo dibujo allí una imagen, la sueño
mas no la alcanzo. 


Nuestra soledad cubierta de objetos y paredes
entretejida de risas
amigos, hornos, crecimiento de plantas
esa distancia entre habitación y alcoba
beso y caricia
y el lazo obligatorio, tácito
lo convenido para el resguardo
cuidos, protección.
La casa, ese edificio soñado por nosotros
llena, plena de lenguajes
"puesto que de ti y de mí nada puede irse
nada puede ser fuga"
los lazos, las tijeras, los pespuntes
que atan tela a tela
cuerpo a cuerpo.
Y al fondo una ventana
para quien mira
solo.



Se llama coraje
 
Se llama coraje
fuerza del corazón.
Allí están los niños y los hombres
los simples y los fuertes
los débiles, los arrastrados, los sostenidos
Está el amor. El hecho de coraje,
todos pulsando
están los secretos, la angustia
la rara y secreta angustia
el misterio que nos trasvasa
los golpes.
Coraje, la luna es regular, el mar está allí
la tierra permanece
los bordes de la montaña perfilan una seguridad, una quietud.
Coraje, fuerza del corazón para lo inminente
la dolorosa pérdida
el abandono.
Coraje de corazón
alta tensión del alma
en el soportar
en el congregar
en el reunir.



Ulises, el gato

Ulises
tiene el pelo negro, suave
los ojos verdes y en la tempestad, azules
y te contorneas al borde del mundo.
Ulises, te amo,
en la Odisea eras rubio, fornido y sensual
en mi vida eres agresivo y hostil. A veces dulce.
Te beso, para enseñarte a besar.
Acaricio tu cuerpo
te susurro
te doy mi aliento
y tu cola se mueve suavemente...
Ulises: ¿podremos amarnos?
¿No arañarás más mis piernas?
¿No me morderás ya más?
¿No saltarás sobre mí?
Tú todo lo hueles
Mi vida, mis gestos
mis pasos, mi mirada
mi comida, mis sueños
Y yo te hablo:
No. Sí.
Mañana. Pasado mañana.
Mañana Ulises yo te daré mi secreto
Así tú, así tú a mí...
Pero es asunto de dioses
¿Cómo podré conciliar mi beso hacia ti?
¿Cómo podrás conciliar tu beso hacia mí?



Melancolía de un sabio

Cuerpo: dame en ti una isla que asegure del hervor
una casa, una torre
alquílame la ilusión de la certeza
que no me raje incesante tu devenir.
Cuerpo, instálame en ti no como imprecisa fuga
dame la precisión de un contorno
el rostro único
el egoísmo que ata a un rostro
lo opuesto a la embriaguez
la sólida pregunta, la mentira, el matrimonio.




Del Jardín
A Ingmar Bergman
A Luchino Visconti
Si fuese espléndido el jardín
con clowns
y ninfas
con fuentes altísimas
para esconder el amor
Y rosas, un jardín de rosas y de clemátides
Si fuese espléndido el jardín
pleno de orquídeas
de susurros
Pero no es ése el jardín...
aquí hablamos de lo mustio
de lo seco
de lo sin flor
hablamos de lo ido
el amor
lo esplendente
la maravilla.



La flor ganada: Edelweiss

Escalo montañas
soy una alpinista
en búsqueda de la prístina flor
Edelweiss
Mi ansia es un cielo alto
rocoso
pleno de dioses
Mi amor
mi amor
mi amor
es una utopía
- Edelweiss
la florecilla apasionada
entreverada entre las rocas
Cada paso de mis brazos y mis piernas
es un llamado
cada resbalón, una pérdida
Sudo
me acuerpo
miro hacia el vértigo
y trato de no mirar.
Asciendo, asciendo hacia la flor

Y cuando allí está
la arranco
y la guardo en mi bolsillo
como esperanza
luego viene el descenso
¿quién se merece la flor?
¿Qué hombre la merece?


http://www.kalathos.com/dic2001/mouseion/los_diez/ossot/diez.htm
Bibliografía:
El circo roto. 1990-1993. Monte Ávila Editores Latinoamericana C.A., Caracas, 1993.
El reino donde la noche se abre. 1983-1986. Editorial Mandorla, Caracas, 1987.
Cielo, tu arco grande, Tierra de Gracia Editores, Caracas, 1989.
Casa de agua y de sombras, Monte Ávila Editores Latinoamericana C.A., Caracas, 1992.
Plegarias y penumbras, Ediciones Con Textos, Caracas, 1986.
Hasta que llegue el día y huyan las sombras, Fundarte, Caracas, 1983.




EL LIBRO QUE EXÍGIAS
 
A Manuel Caballero, mi marido


Déjame ver
déjame ver lentamente
sobre qué será mi último libro...
Si sobre tus estertores o el fracaso en la caricia.
Déjame pensar
Si será un ridículo Bolero
                - o sólo una espina
de las buenas
de las clavadas hasta lo último de la intimidad
Mi alma ahora vuela
                          canta. Y está muerta.

Minotauro: me he deshecho al fin de ti.
Soy una sandalia, danzo, escribo
escribo todo al borde del Universo y los bordes de mi cuerpo,
soy universal
            lo sé, lo sé...
            ¡Tan profundamente!
Mi alma no tiene límites ni nombres
                sagrada
                me despliego
                             hacia el eterno mar
                             bañada.

Lloro, sí, lloro
                la luna es esplendente
                y yo lloro
                             por ese absurdo libro que exigías.

"Mañana será otro día" - dice Scarlet O'Hara
"Pasa la página" - decía mi padre
               Tocaré la tierra con mis puños
                besaré sus resquicios
                sus oquedades
                sola, con el gato
                rezaré a un dios

Y elevaré mis plegarias
                por los amigos
                los raros
                los misteriosos
                los que no se entregan a mí
                los que me temen

Hay muchos libros que vendrán
            tanta palabra escrita!
            tantos personajes y sus mitomanías!
            tantos temas!

            y la luna iluminada para plegar
                       - pero no me obligues a leer más...

           Oh Dios, ¿quién soy?
           ¿qué hijos daré?
           ¿qué monstruos?
           Sólo un grito lánguido
           solitario
           casi como una pena

                      se impone

Mis mañanas son tenues
          en el perfil de mi ventana
          hay un amor
          rico
          excelente
          sin exigencia de libros.

No, hoy no quiero
leer ni escribir
sólo quiero nadificar
o pensar holgadamente y a nadificar de nuevo.

Marzo, 1991






Los sig. poemas fueron tomados del sig enlace:

https://trazosdelamemoria.wordpress.com/tag/hanni-ossott/


Una playa sin fin
A Valentin Flamerich Ossott,
por los poemas que quiere escribir

Sí, habría que escribirlo así, elevado, devoto, casi total
si fuese posible, un gran poema.
Pero hay interrupciones, los ruidos de la casa,
.                              la respiración del marido. El gato.
Y allí entraría sobre todo el mar
.               convulso él, alto, encrespado
.               golpeando playa y costa, insaciable
.               y el ardor, los cangrejos, siempre arrepentidos.
.               La culpa.     Lo echado a perder, las cosas rotas.
Ese gran poema que lo contuviera todo.
Los vientos.     La melancolía.     El arrastre.
Las largas noches.      Una enumeración de estados.
.            Fiebres.                                        Calores.
Y habría miradas que cruzan palabras para detenerlas.
.            Ojos fijos, casi silentes, propios.
Hablaría de la mentira
.             la casi insostenible mentira, al ras.
Expresaría lo imposible, instalado en el centro del corazón
.             como esperanza.
El poema podría ser como un fluir de aguas
.             en torno a un centro improbable.
Estarían allí los árboles, los amantes, las fuentes,
Dios, la respiración, la sangre, los libros, las muñecas,
las estrellas.
Habría que escribirlo así, abrazado a una totalidad
.                                que se borra en la muerte
.                                como si todo se desvaneciera y se creara
.                                eternamente.
Habría que decir que en él late la pasión
.               una sangre bullente, una efervescencia.
Un poema fuego
honra a algún dios
honra de un lar de la casa, de un resquicio
atento a la tensión de la calidez.
Si se pudiera, si se pudiera escribir
.                              el poema innumerable
.                              el único, el entero
.                              tenso, vibrante
el atravesado por la gravedad y la divinidad
.                              el zanjado por el horror.
Pero el gato nos ocupa
.                                     la cocina nos llama
la solicitud nos distrae.
También irían allí atravesadas las calles, los hombres
.                               las pugnas, las separaciones
y <los pájaros que nos hablan en griego> cuando enloquecemos
.                               de tanto no entender.
Por ello daríamos un salto al infinito. Por ello, el poema.
.                                Si llegase.
Y si llega, viene con él la dicha de ver
la felicidad de contar todos los números del universo
.                              las funciones, los espectáculos
.                              las rarezas, las individualidades
si llegase
..                            la totalidad inundaría mi alma.
.                             Lo absoluto invadiría.
.                             Un dios se haría en nosotros.
Estoy ahora en una playa sin fin. Soy estrella y musgo
.                             Me encrespo.
El poema ha llegado de mi carencia, de mi pobreza.



Sólo una ventana
Qué pena
que no llegue el poema
y que el jardín de rosas entreveradas
no esté allí
Qué pena que no haya sido una desazón
y que uno no pueda inventar nada
sino una silla y una aventura
mirando a lo imposible
Rasgaduras, lentitudes, aplazamientos
cuánta soledad
sólo un canto, un aria
lenta
Qué pena
Haber perdido a los hijos, a los hombres
A los caballos
A las libélulas.



Si no viene

Si no viene
si no llega
déjalo estar
Ello está allí, siempre
como convocatoria
Si no viene
espera
La canción de la luna tiene su tiempo.



De la voz de los Ángeles.

A Rilke
A Patricia Guzmán

Si la voz de los Ángeles
nos sirviera para escuchar
de nuestro descalabro

Pero no, no escuchamos

Sólo de cuando en vez, una tenua voz
un aviso, una premonición
que escapa y llega.

Y los Ángeles son voces
avisos
pero estamos de vuelta a ellos
como si pertenecieran a otro espacio
transparentes
poco locuaces
se alimentan de sí mismos
Como Dios o el Ser

Ellos no llevan el sino trágico de los santos
Ellos no llevan la muerte del Señor.



La palabra de la tierra.

Sujétate
Agárrate como un árbol a la tierra
tenso entre sus raíces
fibra y cuerpo
para lo difícil
los vientos
la precariedad
el beso de lunas

Asiéntate con fervor
entre lo duro y lo rocoso
ama eso que te debate
pues te concentra
en el secreto
del íntimo horror
la palabra de la tierra.


     

hablemos en blanco

hablemos en blanco
hablemos perdiendo los signos

repitamos el primer y último acto
de ser devueltos
en la cópula mínima
del polvo
en la luz




La paz apática

La lasitud
la calma
la espera
frente a un jardín
frente al horno
simples palabras
palabras no dichas
Y esta desesperación
por lo no decible
La paz apática.



Cuerpo
Por asalto el amor
sin preguntas
por asalto el cuerpo
los cuerpos
y comienza la danza
del animal en presa
hasta el agobio
hasta el cansancio
danza de cuerpos
sudores
sangre
rotación de cuerpos
canto elevado canto
a la sacra pasión del cuerpo.



Roturas

He roto capítulos, noches
imágenes de un álbum viejo
Incendiaria
he acabado con frases
reflejos en un cuaderno de notas
Hay cosas por las que no hablaré más
Pero todo vuelve a surgir, punzante
entre el silencio decidido
y apela y demanda

He guardado papeles, memorias, hojas
aminoro así el dolor
y preciso sus perfiles
hundo el asalto de imágenes entre sombras
acallo.

No he despedazado la memoria de instantes de dicha
diminutos tiempos de un abismarse sobre lo sin fondo
de las cosas

no he descuartizado el abrazo
ni la rara plenitud que invade frente al mar

Debo cumplir rituales una y otra vez
debo repetirme y repetirlos
y no saberlos
pues líquidos huyen
para que fundemos siempre de nuevo
la continuidad de nosotros mismos.


Prevalece lo raro
Prevalece el misterio
que haya amor
que haya odio
que existan cuerpos
 :::::::
Prevalece lo raro
las relaciones
los Cantos Gregorianos
el arte, el corno francés
:::::::::
Prevalece el incendio de nuestras pasiones
la rara faz de uno que no se ha ido
sino que se queda
e insiste
por amor y odio
::::::::::
Prevalecen las extrañas miradas
y los cuerpos que no pueden tocarse
por miedo
por extrañeza
por temor.
:::::::::: 
Prevalece la distancia entre los amigos
la palabra no dicha
el gesto guardado
los silencios
en medio de la ebriedad
:::::::::::
Prevalece que haya los otros y lo otro
la “otredad”
el más allá de mí
y el más allá de ti
de lo que nunca puede alcanzarse
::::::::::::
Prevalece este raro plenilunio.
::::::::::::





más de Hanni Ossot




Alma y Poesía

-Hanni Ossott
Publicado en EL NACIONAL 17 de Julio 1988.


"La cuestión de lo que pueda ser el arte en sí mismo
no puede ser respondida por el psicólogo..."
-C.C. Jung

La poesía moderna se inaugura desde una boda: alma y poesía. El poeta deja de ser un poeta de cantos épicos y descriptivos para adentrarse en el alma. "Yo soy otro" dijo Rimbaud. Lo otro comienza a hablar. La gran vasija del alma se abre, desde sus nocturnidades, desde sus imprecisiones y balbuceos, desde su falta de significado. El poeta Carl Sandburg al ser preguntado por el significado de uno de sus versos dijo: "Sólo Dios lo sabe".
El proceso creador es una experiencia límite. Se tocan allí fronteras. Entre la frontera habita la máscara, esa necesaria para devolverse a la luz de la conciencia y atraer la imagen que se ha robado al abismo. En este sentido ocurre igual que con Edelweiss, esa florecilla que los alpinistas roban a la altísima montaña como testimonio de su riesgo.
En la experiencia límite el estado es de escucha. El poeta recibe las voces dei alma, a veces completamente enajenado, como Rimbaud. Rilke no compuso las Elegías de Duino, le fueron dictadas. Oyó su visión interior, sus paisajes. Pareciera que el cuenco del alma en el poeta ascendiera para ser expresado y el misterio, lo impreciso, lo oculto adquirieran fisonomía. Nosotros no podemos precisar cuándo eso llega, esto permanece en el misterio hasta para los más grandes psicólogos. Sabemos que el proceso creador surge de una suerte de maceración de los contenidos psíquicos en el alma. Un madurar. Un tiempo propicio, aventurado, a veces azaroso. Y sobre todo una escucha. Porque la palabra es ritmo, música, canto. Y las imágenes nos llegan con su propio ritmo. Con el movimiento apropiado de su cuerpo, de su configuración.
Descender allí, desde las alturas diurnas de la conciencia a esa zona mediana y crepuscular, otorga alegría al poeta. Habrá entonces para él un festín. Los dioses porque no puede ser de otro modo le otorgan el beneficio de probar riquezas. No importa cuán fuerte pueda ser el plato. Horror, dicha, hastío, pasión. Frente a ello debe conservar el pie en la frontera para no sucumbir. Amarrado al mástil debe rezar la Letanía que lo mantiene al barco. Y es que la poesía es también la práctica de un ritual. El mismo sitio, el mismo escritorio, la misma pluma. El mismo miedo que nos invita a separarnos del papel, lo que no queremos hablar con los otros ese día para que no nos disturbe.
Lo que no queremos escuchar de la poesía misma... porque hiere.
La poesía es riesgo puesto que es alma. Desde el alma vivimos en el riesgo. Todo en ella es aparentemente inconcluso, provisional, equívoco, sombrío. La moralidad no entra en ella. Por eso la poesía es amoral, carnal, sangrante, doliente. Ni el alma ni la poesía están hechas para los acomodados. Pocos políticos acuden a ella, apenas recitan versos en recepciones y espectáculos. Quienes se entregan al alma y a la poesía trabajan desde la imagen del marinero que lucha en el mar. Adivinando, profiriendo invocaciones, escuchando la caracola.
Y el mar está allí, para hundirnos, revolcarnos, golpeando costa y puerto, playa... Porque él es también la Gran Madre, el ánima, la voz que rige y dicta la última palabra. El es el ritmo, el ritmo de la voz femenina, el alma de la poesía. Lo andrógino en perfecto casamiento.



Defensa de mi poesía

-Hanni Ossott
Publicado en El Diario de Caracas. 31 de Octubre de 1993.


Cuando escribí mi trabajo de ascenso para Profesor Asociado realicé tina exhaustiva investigación sobre lo que había sido mi poesía durante diez años. Ese trabajo se puede conseguir en la Biblioteca Central de la UCV. Hoy va no estoy para eso, tengo sólo un libro: Casa de agua y de sombras y debo preguntarme, así como se preguntan miles de profesores después de haber escrito enjundiosos trabajos, ¿por qué tenemos que defender un trabajo que se defiende por sí solo? Desde mi propia perspectiva, y tomando la salvedad que me concierne, me pregunto a mí misma, ¿por qué tengo yo que defender un libro de poesía, que vuela por sí solo entre los intersticios del alma o que podría derrumbarse, diluirse, por no tener la calidad que requiere intrínsecamente la poesía? Así, también me pregunto a mí misma ¿por qué un trabajo de ascenso en prosa debe asumir esta circunstancia? Pero dejémoslo así; supongamos que esto proviene de una cabeza calenturienta del Consejo Universitario o de cualquier Facultad de la Universidad Central de Venezuela. Lo voy a dejar así para deliberación próxima entre mis colegas.
El hecho es que yo presento un libro hoy que se llama Casa de agua y de sombras, ese libro consta de un prólogo breve, por cuanto se me exigía que fuese así; además, sentí la necesidad de escribirle un prólogo al libro.
El libro trata sobre mi infancia; la primera parte es sobre la enfermedad: la enfermedad de mi madre. Luego fue creciendo y abundándose en estancias y memorias acerca de lo que fue mi relación con mi padre y con mi madre, dos seres a quienes adoré. Por esa razón yo no publiqué ese libro hasta el año 1992, ocho años después de haberlo escrito, cuando mi marido y Rafael Arráiz Lucca prácticamente me lo quitaron de las manos. Yo no quería publicarlo, tenía miedo por ml sensibilidad, mi dolor, por el dolor de mi madre, por el dolor de mi padre. Eran muy míos y no quería que me los quitaran. Tenía miedo de que se inmiscuyeran en mi intimidad. Temía que un crítico estúpido participara de mi intimidad. Tenía miedo de mis propios miedos, en ese momento yo era una niña, y no podía ser otra cosa. Es suficiente.
El libro provino de un estado lúcido, a las 4 de la mañana, con una tacita de café y con un "insight" que afortunadamente me enseñó el Dr. José Luis Vethencourt. No sé cuanto tiempo estuve escribiendo ese libro. Pero al final vino el prólogo. El prólogo tiene visos de psicología infantil, pero nada tiene que ver con eso. Yo no soy psicólogo infantil. En el primer párrafo digo que un libro que rememora la infancia no puede ser "literario". Este libro que he escrito es precario para lo que puede ser la infancia, porque la infancia abarca una totalidad incomprensible para el ser adulto. La infancia es prístina, clara, inocente y corrupta. El libro de la infancia es un libro de memorias, si mi libro Casa de agua y de sombras es un libro de memoria. Ahí hay vestidos, bailes de mi padre con mi madre, estanques, presencias, ráfagas, un patio. la tristeza de Las seis de la tarde, la melancolía de la Navidad; es un libro melancólico.

El prólogo y estas reflexiones son fragmentarios. Nietzsche y Rafael Cadenas pensaron que la modernidad no podría escribir sino de manera fragmentaria, y esto es lo que me esta ocurriendo. Sólo puedo escribir esta defensa fragmentariamente. Además ¿qué tanto escribir?
Allí digo que si en el tiempo de la infancia no hubiésemos tenido "una cosa sagrada para reverenciar, un río, un mar, una montaña, un árbol, no hubiésemos sido poetas". La sacralidad es lo más importante en el ser humano, la sacralidad es un estado, una situación, una pasión por comprender, y sin esto no podemos vivir plenamente.
En Egipto, cuando yo estuve allí, murió un poeta, desesperado por la falta de sacralidad. Muchos poetas mueren por ello. La palabra sacralidad no se conoce. Es una palabra malversada. Malversación significa desperdicio. Y quizá pudiese meterme en asuntos que no me conciernen, pero creo que a nuestro país le falta sacralidad; a diario lo sentimos cada uno de nosotros y no podemos hacer nada con ello, porque la mayoría de los ciudadanos viven sin sacralidad.
También escribí: "Si al niño se le concede una hora diaria para la meditación será otra cosa". Pero esto no es sólo para el niño. Esto es para el hombre y la mujer. Debemos meditaren un "cuarto propio", sereno, plácido. Debemos tener tiempo para pensaren nosotros mismos y en los otros.
"La infancia requiere de una figura mítica que luego se quiebra", eso escribí, y luego agregué que "aprender la quiebra es necesario"; con ello quise decir que el dolor no se debe ocultaren la infancia y que del dolor vienen la abundancia y la riqueza, cono lo sabían Heráclito y Thomas Mann.
Atención, Rainer María Rilke me enseñó que "en cada enfermedad en la niñez uno se acercaba más hacia su propio centro"; la enfermedad en la niñez es un cuido, los padres están allí, las hermanas están allí, y el cosmos se abre a uno para cuidarlo.
La muerte esta también allí, y el niño debe aprender la muerte, suavemente. Sustituir su conocimiento por la historia de un viaje es una crueldad. La espera se vuelve abandono. Esto le ha pasado a muchos. Puede ser una ridiculez, pero hay que decirlo, sólo que en algunos, como es mi caso, se trastoca en poesía.

Quiero hablar también de mi ignorancia, pero no sé cuál es el hilo de mi ignorancia, no sé si soy sabia, no sé si soy ignorante, ando por el mundo recibiendo, aportando y nada más.
Tuve una casa que alguien una vez quiso sustituir por la mía, pero yo no lo acepté. Quise mi casa dolorosa, pesarosa, difícil, con todo el amor, con todo el odio, no un privilegio de la falsa riqueza sino una riqueza íntima.

Y ahora, quisiera desglosar algunas ideas de los ensayos que he presentado como sustento de mi poesía, porque resumen en parte lo que pudiera llamarse mi poética y mi relación con la poesía.
La experiencia límite, la del proceso creador, he dicho, es la del estado de escucha. "El poeta recibe las voces del alma" y el misterio, lo impreciso, adquieren fisonomía. El proceso creador "surge de una suerte de maceración", de un tiempo propicio, aventurado, a veces azaroso. El poeta tiene que saber escuchar.
Y aquí surge otra de mis reflexiones sobre la poesía, esta vez referida a lo que el poeta escucha, a la palabra. La palabra es ritmo, música, canto. Y las imágenes nos llegan con su propio ritmo. "El poeta, entonces tiene que descender desde las alturas diurnas de la conciencia a esa zona mediana y crepuscular. Allí se deleitará con el festín que los dioses le han otorgado. Porque el poeta, no lo dudemos, es un tocado por los dioses. Pero también es un ser en peligro de sucumbir. Por ello, la poesía es la práctica de un ritual, es la letanía que puede salvar al poeta. La poesía es riesgo puesto que es alma. Todo en la poesía es aparentemente inconcluso, provisional, equívoco y sombrío.
Yo soy un ser errático y por lo mismo mi relación con la poesía ha sido erótica. Literatura y erotismo son tiempo otorgado a la seducción. Lo importante, ya lo he escrito, no es terminar un libro, sino vivirlo, pulsarlo. El tiempo empleado en su elaboración, las caricias, la lentitud de las correcciones, la vibración en su relectura, constituyen la máxima expresión del cros. El hombre sueña desde el centro de la pasión, y el poeta sabe retardar la llegada a un centro de concentración y consumación. La literatura es cuerpo, carnalidad vuelta alma y espíritu.
¿Qué amamos los poetas? Esa es otra de mis inquietudes. Otra de mis divagaciones, como dice mi querido profesor y hoy mi jurado, Gustavo Díaz Solís. Amamos la playa, la literatura, el propio amor, la casa, la universidad, los amigos. Nuestro diálogo es un diálogo silencioso, pero no por ello menos efervescente. Lo otro se apresta para ser nuestro enemigo. Y esta oposición se resuelve en acto amoroso. "Se trata de una epopeya en donde el desencuentro está a la orden del día y en donde lo luminoso es casi un hallazgo". A veces surge un guiño de ojos y aparece en nosotros lo que Pavese llamó "estado de gracia", o "esa segunda vez", por la que reconocemos que el objeto de amor se corresponde con aquello que idealizamos. Desde esa genealogía, el poeta se hace matriz y genera símbolos para su construcción o para, por qué no decirlo, su destrucción. Y entonces surge la pregunta de Rilke ¿no es tiempo ya de que quien ama, en este caso, el poeta, se libere y, vibrando como la flecha, resista a la cuerda, para ser en el impulso de su salto más que ella misma?
A ello he querido agregar una palabra: la paciencia, la larga paciencia. Pues no siempre se puede saltar y el corazón, precario, lleno de estrías, sacrificado, se acongoja. "Tenso. En llanto, por amor, desde la espera. Tejiendo una rara y secreta fidelidad".
Poesía y muerte se conciernen. Ese saber instalarse frente a lo raro del existir es propio del poeta. Porque por encima de la existencia está la muerte: Lo que nos separa. Y el poeta ha aprendido de ella y Ie otorga su voz. Con filigranas teje su propio sudario y el sudario de los hombres, que no es otra cosa que la pasión por la vida, lo incomprensible.
Sin embargo, es necesario enfatizarlo, yo no creo en la separación de la muerte. El olor del tabaco de mi abuelo, las manos de mi padre, un traje de gasas, con ellos construyo mis poemas. Llevo raras lentejuelas apegadas a mi piel. Ellas cantan de melancolía. La muerte, para mí es quizás un himno.
Hablemos ahora del charco. Virginia Woolf supo que en las fronteras de la literatura y el arte siempre hubo un charco. Todo escritor alberga en sí un pantano. Lo deforme, lo cruel, lo podrido, el desequilibrio, se tejen y se mezclan entre nuestras más finas bondades. No obstante, nuestro empeño cono occidentales ha sido el de destruir a la serpiente Pitón, fija en nuestra alma. En el charco está la serpiente Pitón, esa que venció el curador Apolo.


Termino con un poema:
Uno debe rezar
en secreto

En cualquier parte

Uno debe rezar
sin Dios, con dioses con el desamparo

Uno debe repetir la letanía que extirpa el horror

Uno debe...
                con la papila abierta.





HANNI OSSOTT: LA PASIÓN POÉTICA

-Beatriz Alicia García
<bealgarna@yahoo.com>




Sólo conocemos una realidad: el ser humano sufriente, incapaz de vivir con plenitud,
incapaz de lanzar por la borda los problemas autocreados, incapaz de ponerle fin al dolor; el ser humano víctima de su propia psique, de sus opiniones, sus ideas, sus prejuicios; el ser humano ahogado por su miedo –el telón de fondo real de su vida- el ser humano crucificado por su existencia mecánica, vivida como repetición, llena de rigideces; el ser humano que “proyecta” su angustia en todo lo que hace, creando división, sufrimiento, agonía; el ser humano atenazado por sus propios productos: odio, afán de notoriedad, deseo de poder, todo para no verse y para sentirse y para compensar su poca importancia en el cuadro de las cosas; el ser humano consciente del desastre que ha creado y sigue creando, pero como imposibilitado para detenerse. Cualquier idea brota de este mismo marco y no hace más que nutrirlo; nutrir la historia del hombre, la épica del error.
-
Rafael Cadenas Realidad y literatura




¿Cómo llamarla a la luz que ha sido su Itaca inalcanzada? Debo hablar de su pasión poética, lo que para ella ha sido su centro fulgurante, su manera de asir el mundo, de crearlo, transformarlo, con una palabra que siempre surgió desde la pasión:


Veinte veces con la misma simultaneidad aparecida una
noche cualquiera, y aquellos gigantes, verdaderos des-
pojos de milagros infinitos, destrozan las armas de  an-
tiguos

        Faraones.
        Un mito
        Una gloria
        Diluvio de ocho estrellas barnizadas
                              Treinta soles
        Veinte hombres

Ocho trombos dejando los rugidos en inacabados pleni-
lunios. Deseo la recuperación definitiva de los jueves:
cartones de las mismas sombras: hilvanación de otras
palabras.
Así empieza uno de sus primeros textos publicados hace casi treinta años (1970) en la revista Imagen, tanto la poeta como la revista estaban naciendo a la luz pública en días particularmente delirantes, el primer número de la revista había aparecido dos años antes (1968). Son los días del “Mayo francés”; la Generación Beat (golpe, pulsación, latido), y las grandes poetas suicidas (Silvia Plath, Anne Sexton) en Norteamérica; el grupo literario “The Mersey Sound” en Gran Bretaña.

En aquel texto publicado de Hanni Ossott hay más pasión, necesidad de decir, que forma. Hay algo de automatismo psíquico, de alboroto surreal, donde el referente difícilmente podríamos buscarlo en la realidad cotidiana, conocida, las palabras conforman un mundo propio, muy sensorial, en el que predominan imágenes auditivas, sonidos. Ossott no escapa a la influencia de un escenario muy movido en el que se unen la Era Espacial, la revolución sexual, la desmitificación del arte, el reinado de los Beatles, la psicodelia, la búsqueda de nuevas puertas de la percepción, un sin fin de experiencias que marcarán a su generación. Veinte años después (1988) rememorando aquella época en una entrevista concedida a Rafael Arráiz Lucca, interrogada sobre qué recuerdos conserva de la época de la Renovación universitaria del 69, cuando estudiaba en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela dirá:


-Recuerdos fabulosos. Yo enloquecí con la renovación
de la escuela, fue una época preciosa, llena de fe, con ga-
nas de cambiar el mundo, la vida. Además todo se combinó
con la liberación sexual, la liberación de la mujer. (...) Aquel
fue un tiempo muy bello, de esplendor. *
Aquel primer poema publicado formalmente era prosaico, un tanto excesivo tal vez, en él todo está en germen. En él se entrelazan términos y fraseos del habla cotidiana con palabras de más fuerte carga significativa, con referencias más oscuras. Ya aparecen algunos de los temas que conformarán su poética, algunos de ellos son, la noche, el tiempo, el sueño, la soledad, la muerte, el cuerpo; todo está aún en germen, todo confluye, los mitos, los faraones, “la ciudad de los aullidos”, Marx, el amor libre, la ametralladora, un loro en la ventana, una guerra “hija del descreimiento”; se busca un lenguaje cónsono con todo ello, todo quiere ser dicho, lo exterior, pero así también el mundo interior, lo pensado, lo visto, lo leído. Es una suerte de crónica, un collage poético-prosaico de la época.


Quisiera dibujar un rostro lleno de luz, que irradiaba, debo irme casi veinte años atrás, Hanni Ossott es aún una mujer joven, muy hermosa y elegante. La conocí a comienzos de 1983, en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela. Yo estaba terminando el bachillerato, estudiaba hasta la una en el colegio y a la caída del sol me iba a la Escuela de Letras de oyente. Nos encontró su pasión por Rilke. Yo venía leyendo a Rilke, gracias a un préstamo de Mario Fernández, mi profesor de Castellano y Literatura, y entre otros cursos, escogí asistir a uno que la profesora Ossott dictaba sobre Rilke. Entré una tarde con la antología de Plaza & Janés y solicité permiso para asistir al curso como oyente, el cual me fue concedido. A partir de ese momento se gestó una relación que el tiempo fue estrechando y dándole profundidad. En algún momento supe, quizá a través de Mario, quien había estudiado en la Escuela de Letras, que Hanni era poeta. Yo entonces iniciaba mis balbuceos poéticos y empezaba también a leer poesía, ya que con anterioridad me había ido preferencialmente por la lectura de narrativa; a los quince, dieciséis años, nos cuesta sintonizar con las profundidades de lo poético. Leemos tal vez un Rubén Darío escolar, un Neruda, pero no estamos muy abiertos a lo que entonces empezaba a leer, el ya mencionado Rilke, Rimbaud, los simbolistas, entre los venezolanos Rafael Cadenas, Eugenio Montejo, Elena Vera, Sánchez Peláez, autores de cuya poesía quedé prendada.

La poesía publicada por Hanni Ossott hasta el momento era Formas en el sueño figuran infinitos, Espacios para decir lo mismo y Espacios en disolución. Esos primeros libros no son lectura fácil, salvo quizá algunos textos de Espacios para decir lo mismo en los que predomina el juego y el humor. Salía en ese momento de la imprenta Espacios de ausencia y de luz. Entonces leí con algo de curiosidad, puesto que acababa de conocer a la poeta, una entrevista que le hizo Sergio Dahbar para el Papel Literario de El Nacional, con una hermosa foto de Vasco Szinetar. Allí decía Hanni sobre el poeta:

Es un ser distinto, casi especial, ya que entrega todas sus energías
a estar atento al mundo. Se ejercita en la atención y esas energías tienen
su precio. El poeta saca a la luz lo que la gente tiene entre los ojos, pero
no ve.


Entonces sentí una mayor empatía con ella, después de leer aquella entrevista, y me atreví a decirle que yo escribía versos, con algo de susto, de temor. Para mi sorpresa Hanni fue generosamente receptiva, me dijo que si quería podía ir a su casa a leerle mis versos. Así llegué una tarde a Le Chateâu, el edificio en Colinas de Bello Monte en el que vivía en ese entonces con su esposo.

Si bien ya yo escribía hacía varios años, esencialmente un diario, cuentos, cartas y alguno que otro poema, a partir de ese momento empiezo a escribir con conciencia de oficio. Hasta ese momento escribir se había convertido en una necesidad porque me era difícil hablar, en mi entorno inmediato familiar y de estudios pocas personas entendían mi inclinación excesiva hacia los libros, la escritura y mis indagaciones de alma; entonces hablaba con pocas personas, era una muchacha silenciosa cuya voz se escuchaba en el papel. Hasta que llegué una tarde a la Escuela de Letras y dejé de ser una suerte de exiliada en el país de mis escritos y mis libros, allí encontré interlocutores que hablaban mi mismo idioma y padecían mis dolencias o por lo menos similares.
Aunque para muchos podría parecer una perogrullada, escribir es un oficio, como cualquier otro, para ejercerlo con lucidez, inteligencia, pero también con pasión, no basta tener ganas de decir cosas, tener sentimientos, experiencias, entonces todo ser viviente sería escritor. Fue lo primero que me dijo Hanni. También hay que trabajar, domesticar todo eso y lograr expresarlo del mejor modo posible. Entonces empezó a sugerir, a tachar con un lápiz, de manera sumamente respetuosa: “Mira, aquí vuelves a decir lo mismo, eres reiterativa”, “este verso creo que no aporta gran cosa al poema, podrías prescindir de él y el poema quedaría más limpio”. Empecé a aprender algo que hasta ahora no sabía, la orfebrería del trabajo poético, a cortar y pulir, empecé a organizar y trabajar en lo que se convertiría luego en mi primer libro de poemas Música de fondo. Por primera vez en mi vida dejé de sentir mis textos como algo vergonzoso, escondidos en algún rincón de mi closet, empecé a sentir cierto secreto orgullo. Empecé a leerlos en público.
Me parece que entonces Hanni era una mujer feliz, como he dicho, irradiaba una belleza serena, como puede verse en la foto que en ese entonces le tomó Vasco Szinetar. Tenía las caídas que todo ser humano medianamente sensible tiene, mucho más si se es artista, poeta. Continué yendo eventualmente a su casa, leyéndole mis versos; luego empezó a leerme ella también sus libros inéditos, el primero de ellos fue Casa de aguas y de sombra, tal vez me lo dio a leer primero porque yo era muy joven y mi infancia no estaba demasiado lejos. Me pareció un libro muy hermoso. Ella tenía mucho temor a publicarlo, e incluso llegó a repetir en más de una ocasión que sólo se publicaría post-mortem, varios años después Rafael Arráiz Lucca, entonces Director de Monte Avila Editores y su esposo, Manuel Caballero, la convencieron para publicarlo.




* Arráiz Lucca, Rafael. Grabados. Academia Nacional de la Historia. Caracas, 1989. “Hanni Ossott: No me siento cómoda en el mundo”.



ANNI OSSOTT: ENTRE LA NOCHE Y LA LUZ

-Beatriz Alicia García
<bealgarna@yahoo.com>




No creo en la poesía de oficina, esa que se escribe religiosamente de 8 am. a 12 m. Pero tampoco creo en el asalto de las musas, repentino. Para escribir, como dijo Rilke en Los Cuadernos de Malte Laurids Brigge, hace falta haber vivido muchas cosas, ver, sentir, padecer, y domesticar esos padecimientos y experiencias. Eso difícilmente ocurre si nos sentamos a escribir todo el día. La vida no está dentro de cuatro paredes, no la vida que vale la pena ser vivida. La verdadera poesía, por lo menos con la que yo sintonizo, es una poesía escrita con pasión, en el sentido más amplio de la palabra. Un poema como Cuatro cuartetos de T.S. Eliot fue escrito con esa pasión de la que hablo, esa pasión que busca desentrañar la vida, auscultarla, entenderla. No hablo entonces de una poesía sentimental o amorosa Hablo de una pasión "domesticada", que ha pasado por el tamiz del lenguaje. Si uno lee el poema publicado en 1970 por la poeta venezolana Hanni Ossott, (1946), hay allí más pasión, necesidad de decir, que forma. Así empezamos casi todos, por una necesidad de decir, de expresamos, lo que aún no es poesía. Desde que se publicó aquel poema, lleno de imágenes sonoras, han pasado poco más de treinta años, y muchos poemas y libros fueron escritos por la autora. Su lenguaje se domesticó, tomó diversas formas, el poema en prosa, el poema más lírico, incluso el poema conversacional. Su lenguaje se expandió, se hizo vasto, en ocasiones se condensó ("El mar en mí no deja dormir"... "Nunca he visitado su tumba/la llevo”), igualmente escribió un largo y complejo poema "Del país de la pena", que pertenece a El reino donde la noche se abre, en el cual hace una profunda introspección e indaga en lo nocturno, la locura, la enfermedad, lo femenino, lo cultural en Occidente.
Nadie entre nosotros buscó tanto la luz metiéndose en la noche, abriéndola. Un riesgo peligroso, nietzscheano, para hablar de uno de los autores que apasionó a Hanni. Pero, no hay pasión serena, bofetada dulce, apuesta controlada. Esas síntesis no las fregamos los incidentales, no tenemos recipientes mentales para ellas, desafortunadamente. Una pasión es algo que te lleva, te arrastra, termina desbordando su objeto. En los mismos títulos de las obras de Hanni Ossott hay un movimiento pendular entre la noche y la luz, entre la reflexión y la pasión (Espacios para decir lo mismo, Formas en el sueño figuran infinitos, Espacios en disolución, Espacios de ausencia y de luz, Cuando llegue el día y huyan las sombras, El reino donde la noche se abre, Plegarias y penumbras, Cielo tu arco grande, Casa de aguas y de sombra, El circo roto) En ese "largo camino hacia la noche" que encierra más de dos décadas de intensa escritura, hay por una parte una búsqueda estilística, cada nuevo título publicado representaba una experiencia diferente, un trabajo con el lenguaje distinto, y de igual modo uña serie de temáticas en las que se centró su escritura: la noche, el cuerpo, la enfermedad, la memoria, la infancia, la muerte, el amor.
Quisiera referirme en estas líneas a un modo de expresión en su obra que ha sido quizá poco abordado, el humor. Mas que un recurso estilístico, que lo es, el humor es sobre todo una manera de enfocar la realidad, un modo de verla, como de reojo, oblicuamente. Esa manera de enfocar la realidad la vemos en los primeros títulos de su obra, por lo menos de manera evidente, hasta Cuando llegue el día y huyan las sombras. No es casualidad que aparezca en los textos que aluden a la cotidianidad ("Y un televisor,/canción de cuna de maridos"..."Y usted que se ha creído/eso de de ser arisca y sin pulítura cuesta/Así que no sea socarrón ni golpee puertas”) la autora es reconocida por sus títulos más líricos, más nocturnos, más dolorosos, El reino donde la noche se abre, Casa de aguas y de sombra, El circo roto. Si bien es cierto que estos títulos son de una gran profundidad y un trabajo de lenguaje verdaderamente extraordinario. Yo creo que a ella le gustaría que recordaran también su amor por la luz, por los placeres de la vida. Yo la vi jugando con su gato Ulises, disfrutando un pato pekinés, aspirando con placer un cigarrillo, riéndose de su marido, paladeando un Etiqueta Negra. Ella amaba la luz. Por eso ella se pregunta en su libro de ensayos Memoria en ausencia de imagen memoria del cuerpo: "¿Cómo devolver la vida al arte?".En ese mismo libro, un poco más adelante, cita a Kavafis, un poema que para mí se ha convertido en un axioma que trato de tener presente:

La delicia y el perfume de mi vida son la memoria de esas horas en que encontré y retuve el placer tal como lo deseaba.



textos tomados de: http://www.panfletonegro.com/cuarentaytres/especial8.shtml