sábado, 17 de septiembre de 2016

Laura Riding

EL PORQUÉ DEL VIENTO

A menudo consideramos el viento,
los porqués cambiantes del viento.
De otro tiempo no nos preguntamos.
Estos son cambios que conocemos.
Nuestra propia salud no es lo contrario.
Nos despertamos con un escalofrío,
Vamos a la cama con una fiebre:
estas son las vueltas por lo cual la naturaleza persiste,
por el cual, si el tiempo es feo o bueno,
variablemente vivimos,
tan mezclados y en un mundo tan variable.
Es la misma regla del impulso
ser así un día, y de otra al siguiente.
No nos preguntamos.
Cuando llega el frío cerramos la ventana.
Es invierno, y entendemos.
¿Nuestra propia sangre no hace lo mismo,
Ahora fría, ahora arde dentro de nosotros,
de acuerdo con los climas-rítmicos volubles
de nuestras vidas con nosotros mismos?

Pero cuando soplan los viento primaverales como un perro desdentado
y ni siquiera estamos reducidos,
solo si fuimos reprendidos por lo que no sabemos
y no podemos responder-
¿Qué es lo que se hace ahí, si no lo entendemos?
Y esto no podemos entenderlo,
aún cuando el viento es leve
nuestras mentes jadean un viento infectado
para nuestros corazones de madre,
buscando en los porqués de la sangre
la lógica de esta masacre de pensamiento.

Cuando el viento corre; corremos con él.
No podemos entender porqué no somos
cuando el viento lleva nuestras mentes.
Estos son los lapsos como un odio de la tierra.
Estamos como en la nada,
golpeados desde la interrupción a la interrupción,
después escapamos a lo que somos
y acusamos a nuestra naturaleza sobria
de la deserción salvaje de sí misma,
y pedimos a la razón como lo haría un traidor
ruega al rey un porqué de la traición.

Debemos aprender mejor
Lo que somos y lo que no.
No somos el viento.
No somos cada humor vagabundo que tienta
nuestras mentes a un vertiginoso desamparo.
Debemos distinguir mejor
entre nosotros y los extraños.
Hay mucho de lo que no somos.
Hay mucho de lo que no es.
Hay mucho de lo que no debemos ser.
Nos rendimos al viento enorme 
contra nuestra pequeñez aprendida,
pero seguimos volviendo al lamento
'¿Por qué hice esto?'

Traducción de Hugo Zonáglez

tomado del blog: http://emmagunst.blogspot.mx/2012/10/laura-riding-2-poemas-2-1.html

martes, 29 de marzo de 2016

Guillermo Fernández

Otra vez con los ojos abiertos
otra vez con las quejas del suelo por donde camino
otra vez la mierda sobre los planos de reconstrucción
Mis amigos tienen nombres de hospital
y sus almas huelen a pasillos solos y limpios
Pero siempre se debe regresar a casa
y hacer un poco de ruido en los cuartos vacíos
(Había para nosotros un lugar en Nueva Zelandia
una ventana en todos los trenes del mundo)
Para que no entre voy a gritarle a la muerte
a poner vidrios rotos en lo alto del muro
Y velaré mis armas
Mientras vuelves.

31 de mayo de 1973
Guillermo Fernández, La hora y el sitio bajo llave, p.54.

Guillermo Fernández

Bajo mis pasos crece la vida,
el peso de mi cuerpo,
la inseguridad de la dicha.
Me basta el alimento de los días,
las manos invisibles del amigo,
tu sonrisa tan triste,
la melancolía de haberte conocido.

El corazón es fiel,
la noche no.
Basta un instante en la vida,
la fragilidad de las verdades eternas,
el sexo abierto como una flor inextinguible,
o el triste odio hacia los que amamos contra todo.
En algunos rincones de mi cuerpo la luz se sabe.
En verdad te digo que fuera del amor humano
todo lo demás apenas es interesante
y que en la vida no hallaremos nada
que no haya crecido ya en nuestro corazón.

Guillermo Fernández. La hora y el Sitio bajo llave, p.83.


Escúchame: yo sé que nunca más. Nunca más.
Las cosas tienen un sabor triste,
un espesor de bruma bajo el peso de la noche.
El otoño no llega aún,
pero las hojas están distraídas , y caen.
En Chapultepec estacionan los hombres soledad,
giran alrededor de una lámoara que no existe.
"¡ Ah, estrechar un cuerpo desnudo sería la vida!"
dicen frente a una puerta que tampoco existe.

En un sabino se oxida el silencio.
La hierba respira.
Rntre mis ojos y las cosas del bosque cruza tu nombre como
un ciervo silvestre.

Guillermo Fernández, La hora y el sitio bajo llave

lunes, 28 de marzo de 2016

DIARIOS. ALEJANDRA PIZARNIK

MIÉRCOLES, 20, 1956
Tristeza y candor.
Deseos de llorar como un niño recién nacido. Inmensa ternura por mí. Ganas de hacerme pequeña, sentarme en mi mano y cubrirme de besos.

Viernes 22.
Fe en ti sola, Alejandra. Fe en ti sola.
Imposible la plena comunicación humana. Los otros, siempre nos aceptan mutilados, jamás con la totalidad de nuestros vicios y virtudes. O nos detestan por algún aspecto nuestro que les mortifica o nos aceptan por algo que es ángel en nuestra carne. También solemos tener días en los que nos permiten comunicarnos y días en que nos amurallan. Estos últimos coinciden con los días en qué más necesidad de contacto humano tenemos. Seguramente nos rechazan por ese aspecto de mendigos repelentes que proporcionan la angustia y la soledad.
Todo esto,  dicho de un modo confuso. Porque no entiendo casi nada dle asunto. Pero hoy y mañana y siempre repito que sólo es posible vivir si en la casa del corazón hay un buen fuego.