martes, 29 de marzo de 2016

Guillermo Fernández

Bajo mis pasos crece la vida,
el peso de mi cuerpo,
la inseguridad de la dicha.
Me basta el alimento de los días,
las manos invisibles del amigo,
tu sonrisa tan triste,
la melancolía de haberte conocido.

El corazón es fiel,
la noche no.
Basta un instante en la vida,
la fragilidad de las verdades eternas,
el sexo abierto como una flor inextinguible,
o el triste odio hacia los que amamos contra todo.
En algunos rincones de mi cuerpo la luz se sabe.
En verdad te digo que fuera del amor humano
todo lo demás apenas es interesante
y que en la vida no hallaremos nada
que no haya crecido ya en nuestro corazón.

Guillermo Fernández. La hora y el Sitio bajo llave, p.83.


Escúchame: yo sé que nunca más. Nunca más.
Las cosas tienen un sabor triste,
un espesor de bruma bajo el peso de la noche.
El otoño no llega aún,
pero las hojas están distraídas , y caen.
En Chapultepec estacionan los hombres soledad,
giran alrededor de una lámoara que no existe.
"¡ Ah, estrechar un cuerpo desnudo sería la vida!"
dicen frente a una puerta que tampoco existe.

En un sabino se oxida el silencio.
La hierba respira.
Rntre mis ojos y las cosas del bosque cruza tu nombre como
un ciervo silvestre.

Guillermo Fernández, La hora y el sitio bajo llave

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